‘Unsolved T1: The Murders of Tupac & The Notorious B.I.G’ fue una de las propuestas más atractivas de Netflix para su parrilla veraniega. El gigante audiovisual californiano fundado en 1997, lanzaba su ficción de 10 capítulos sobre los asesinatos de los raperos Tupac Shakur y Biggie Smalls, que aún a día de hoy, más de veinte años después, siguen sin resolverse.

Y curiosamente se estrenaba en nuestro país un 18 de junio, el mismito día en que asesinaban a tiros a los raperos XXXTentacion y Jimmy Wopo. ¿Casualidad? No creo. ¿Mató Netflix a Onfroy y a Jimmy para promocionar el lanzamiento de su serie en nuestro país? No joder, tampoco es eso. ¿Han aprovechado las trágicas circunstancias para ganar audiencia en su premier ? Esto suena algo más lógico.

Analizamos ‘Unsolved T1’ desde el punto de vista de su calidad audiovisual como entretenimiento televisivo, sin caer en preferencias de costas, de colores, de estilos o de calidad musical. Solo una suave reflexión antes de comenzar. ¿Qué habría pasado si los artistas acribillados a balazos hubieran sido blancos en vez de negros?

 

MUERTES, MUERTES Y MÁS MUERTES

El mundo del arte y en especial el de la música siempre han estado rodeados de muertes violentas, algunas extrañas, como resulta el imaginar a Elliot Smith clavándose, él mismo, un cuchillo en el corazón en plena discusión con su novia. Existen otras casi inexplicables como la de Jeff Buckley ahogándose en el Río Wolf sin ir drogado ni borracho y en determinados casos, directa y jodidamente inexplicables a un nivel oficial, como es el caso de los asesinatos de 2Pac y Biggie.

Sabemos que las sobredosis son como el Trending Topic de las muertes en el mundo musical, sobre todo en el rock, pero también contamos con algunos sucesos violentos relacionados con armas de fuego anteriores a toda esta locura ‘gangsta noventera’ entre el Este y el Oeste.

Aquí algunos ejemplos destacables:

  • Johnny Ace, el día de navidad de 1954 decidió celebrar que estaba Nº 1 de las listas del año como mejor artista R&B de una manera alejada a lo random. Frente a sus músicos, novia y amigos, en su camerino, antes de actuar esa noche y a modo ruleta rusa, se puso a juguetear con la pistola en la sien mientras afirmaba que no había peligro, el resultado fue volarse la cabeza él mismo mientras sonreía a los veinticinco años.
  • Marvin Gaye, pieza fundamental de la Motown hasta finales de los sesenta. Recibió dos disparos que acabaron con su vida en 1984, un día antes de su cumpleaños. Y todo normal si no fuera porque el autor de los disparos fue su propio padre durante una trágica discusión familiar con una pistola que supuestamente le había regalado el propio cantante tiempo atrás. Nada propio todo.
  • John Lennon fue tiroteado un 8 de diciembre en NY por un “fan loco” mientras caminaba hacia la entrada de su casa, el controvertido edifico Dakota, en 1980. Así se ponía fin a los sueños de toda una generación de post-hippies de lograr paz en el mundo y de que los Beatles se volvieran a juntar. Imagine all the peopl…Pum…No Imagine.
  • Darrell ‘Dimebag’ Abbott, guitarrista del grupo Pantera, fue cosido a balazos en mitad de un concierto en Ohio un 8 de diciembre de 2004 mientras tocaba con su otra banda Damageplan. Precisamente se trataba de un show homenaje a John Lennon, por los veinticuatro años que se cumplían ese mismo día desde su asesinato.

¿PERO QUIÉN COJONES MATÓ A TUPAC Y BIGGIE?

Pues no lo sé, lo que si sé es que tú tampoco lo sabes, aunque tengas tus teorías, y también sé, que la policía del condado de Los Angeles y la de la ciudad de Compton no tienen ni idea. Y si lo saben no lo dicen, que para el caso es lo mismo. Y probablemente, nunca sabremos la verdad. Aunque todo tiene un precio, ¿verdad, Keefe D? Quién sabe. Y desde este prisma comienza ‘Unsolved T1’, con una historia de suspense sobre un asesinato sin resolver, que viene a ser como un tren sin frenos que tiene por destino el vacío infinito.

Dentro del cine de crímenes reales con final abierto, tenemos títulos sobre sus investigaciones policiales que elevan la calidad artística del resultado al Nivel Dios y que recomendamos visionar antes de morir, como es el caso de la surcoreana ‘Memories of Murder’ (2003) de Bong Joon-ho, que narra la historia del primer asesino en serie del país de Asia Oriental, entre 1986 y 1991. La americana ‘Zodiac’ (2007), es otro buen ejemplo. Pieza maestra sobre el Asesino del Zodiaco, que aterrorizó el norte de California a finales de los 70, dirigida por David Fincher, responsable también de clásicos del suspense como ‘Seven’ (1995) , ‘El club de la lucha’ (1999) o ‘Perdida’ (2014) y que, de alguna manera u otra, ha sabido posicionarse en el futuro hype que entra con fuerza en el terreno de las series a la carta. La nueva tendencia es el asesinato como biopic.

 

‘AMERICAN CRIME STORY’, ‘MINDHUNTER’, ‘MANHUNT’… EL ASESINATO ESTÁ DE MODA

Y es que se avecina un cambio de tercio en el sector de la temática de series, que sin dejar del todo a un lado los ‘fucking ochentas’ como referencia, se empieza a expandir para investigar otro tipo de escenarios un poco más sangrientos y reales. Así que se acabaron los Goonies, el Glam, el neón rosa, Stranger ‘E.T’ Things y el abuelo Spielberg, que en parte es el responsable de crear y luego matar a la gallina de los huevos de oro con ‘Ready Player One’ (2018). la porción letal que causó la muerte por sobredosis de cultura pop que él mismo había iniciado como adicción icónica con ‘Tiburón’ (1975) hace mas de cuatro décadas.

Todo empezó con ‘True Detective’ (2014). y desde 2016 viene con fuerza una nueva corriente de series que se dedican a reconstruir los homicidios y la vida de los asesinos y sus cazadores, contando los sucesos reales que marcaron la actualidad de la sociedad en la era moderna de la TV de finales del siglo XX. Aquí remarcamos algunas como ‘American Crime Story: The people v. O.J. Simpson’ (2016), miniserie que narra las investigaciones de uno de los casos de asesinato que mas impacto tuvo en todo el planeta, con su persecución interminable en coche incluida y un juicio de lo más mediático y surrealista contra el famoso ex deportista, ex actor, ex comentarista, ex presidiario…

Esta apuesta abría una veda que siguió de manera brillante el antes mencionado David Fincher, cuando nos presentó el caramelo titulado ‘Mindhunter’ (2017) basada en las entrevistas que dos agentes del FBI comenzaron a realizar en 1977 a multitud de asesinos míticos y olvidados, con la esperanza de elaborar un análisis de conducta que ayudase a detectar futuros psicópatas con el fin de neutralizarlos antes de que se activasen como ejecutores. Poco después llegaba ‘Manhunt: Unabomber’ (2017), para centrarse en la figura del hombre que puso en jaque a la policía y al servicio de correos norteamericano al sembrar el terror entre 1978 y 1995 enviando 16 paquetes y cartas bomba en protesta por la nueva y decadente sociedad moderna industrializada. Y la última en aterrizar fue ‘American Crime Story: The Assassination of Gianni Versace’, que narra el asesinato del famoso diseñador italiano en su casa de Miami.

Así, con el impulso de sus predecesoras, se inicia la serie que nos trae hoy aquí, ‘Unsolved T1’ y de la que casi no hemos hablado, porque quizá la sombra de los artistas de los que habla, Tupac Shakur y Biggie Smalls, es demasiado alargada y en este caso la realidad supera a la ficción dejándola en un segundo plano. Pero hablemos de la serie, un aceptable trip hacia la frustración y la desesperación de las preguntas sin respuestas.

 

1997 – 2007: DOS INVESTIGACIONES, UN IMPALA, UN CADILLAC Y NINGÚN CULPABLE

Se estrenaba en USA el pasado 27 de Febrero, y nos traía una historia centrada en las dos investigaciones que se llevaron a cabo tanto en 1997 como en 2007 para intentar esclarecer los acontecimientos que rodearon las muertes de los raperos mas influyentes del género en el siglo pasado. Está basada en la novela ‘Murder Rap: The Untold Story of Biggie Smalls and Tupac Shakur Murder Investigations’, escrita por Greg Kading, el detective encargado de conducir la reapertura del caso diez años después. Frustrado por no encontrar respuestas concisas, escribió una novela exorcizando sus demonios, al igual que lo hizo su compañero de profesión pero en el 97, Russell Poole. En este caso acabó apartado del caso, desquiciado, muriendo de un ataque al corazón mientras terminaba su libro ‘Chaos Merchants: Murders of Tupac Shakur and Notorious BIG’, y aún obsesionado con las conspiraciones, los policías implicados y los millones de Chevrolet Impala negros o de Cadillac blancos sospechosos en todo este lío.

Y este lío no os lo voy a explicar yo. Si queréis saber de que va toda esta movida tenéis que ver la serie que para eso la han hecho, y vale que la primera temporada tampoco va a pasar a la historia de las series de culto de la nueva era audiovisual, pero es un entretenimiento aceptable hasta más de la mitad del completo de todos los capítulos. Se empieza con flow y buenos beats argumentales para luego ir perdiendo fuerza y ganando en frustración, cayendo en el síndrome de abusar de dar vueltas sobre la misma cosa, y pecando quizá de dulcificar a los personajes y las circunstancias de estos, ya de por sí agresiv@s tod@s.

Dentro de sus creadores, guionistas y directores hay que felicitar el trabajo de ir dosificando el suspense mientras se sitúa al espectador en el espacio-tiempo de los lugares, los personajes, los hechos y la historia, explicándola de manera atractiva de primeras tanto para aquellos que no tengan ni puta idea del cuento, como para los que ya se conocen la cronología de los tiroteos de memoria. Destacamos entre sus directores a Anthony Hemingway, básicamente por estar relacionado con la maravilla de HBO de 36 episodios titulada ‘Treme’ (2010-2013), pero también porque ha dirigido hace poco la ficción sobre O.J. Simpson de la que hablábamos antes. Además es el encargado de dirigir el primer capítulo de la serie de James De Monaco, ‘The Purge’ (2018), precuela de la saga cinematográfica del mismo nombre de la franquicia de Blumhouse Productions y estrenada en USA Network en septiembre de este año.

Aplaudimos en ‘Unsolved’ la elección del casting, con un trabajo actoral sobresaliente, destacando a Jimmi Simpson como el agente Russell Poole, que os sonará de la serie ‘Westworld’ (2017) o del capítulo USS Callister de ‘Black Mirror T4’. Y por supuesto mención aparte para los debutantes Marc Rose, que interpreta a 2Pac de manera fluida y natural, con un parecido físico al genio de la West Coast que te hace pensar en la teoría conspiranoica de que Shakur aún vive. También excelente debut de Wavyy Jonez dando vida a Biggie. Todo ello regado con un soundtrack estudiad0 que hará las delicias de los nostálgicos, o no, de la old school.

Como contrapunto hater, seguro que los expertos mas exigentes en la materia pueden observar ciertas licencias de ficción televisiva que no se ajustan del todo a la realidad, para eso siempre se podrá recurrir a modo de contraste informativo a documentales como: ‘Welcome to Death Road’ (2001), ‘Tupac Shakur: Before I Wake…’ (2001), ‘Biggie and Tupac’ (2002), ‘Tupac Shakur: Thug Angel’ (2002), ‘Beef’ (2003), ‘Tupac: Resurrection’ (2003), ‘Notorious Big: Bigger than Life’ (2007) o ‘Murder Rap: Inside the Biggie and Tupac Murders’ (2015), entre otros.

Si después de todo sigues con mono de más, te remitimos a los libros ‘Once Upon A Time In Compton’ (2017), de R. Ladd, T. Brennan & Lolita Files, y sobre todo a ‘LAbyrinth’ (2002), de Randall Sullivan, en el cual se ha basado la película ‘City of Lies’ (2018), producción británica dirigida por Brad Furman, con Johnny Depp y Forest Whitaker como cabezas de reparto. Su estreno en USA estaba programado para el pasado septiembre pero fue aplazado hasta 2019.


 

LAS MADRES, LOS NOVENTA, POLICIAS, RACISMO Y DEMASIADAS ARMAS

Para terminar, es obligatorio reflexionar sobre las pinceladas entre líneas que nos deja la serie, como el importante papel que tanto en la ficción como en la realidad ejercieron las madres de los dos protagonistas, Bela Simon como la activista Afeni Shakur, y Aisha Hinds como la recta y religiosa Violetta Wallace. Están excelentes en sus papeles de luchadoras, cada una a su manera, contra las circunstancias adversas de sus hijos, quizás predestinados estos a sus trágicos finales desde su mismo nacimiento.

Tener 23-24 años, en mitad de los noventa, con un sistema policial abusivo y racista (no como ahora), con unas amistades no del todo limpias y sobre todo muchas armas en mitad de un clima de odio entre costas que, lejos de calmarse, iba en aumento por los intereses de poder, dinero y venganza, quizá no era el panorama perfecto para llevar una larga y tranquila vida familiar y musical. Y con sus muertes perdimos tod@s, bueno, Bad Boy Records y Death Road Records perdieron a sus estrellas principales pero ganaron montones de pasta. Chunga paradoja.

Todo el mundo de la música y en especial del rap perdió la oportunidad de ver el crecimiento artístico de dos grandes MC’S, y eso da en el estómago como golpecitos de tristeza mezclada con rabia. Como pasa con otros genios muertos antes de tiempo siempre nos quedarán sus canciones, discos póstumos, películas o series como ‘Unsolved’ que, sin ser sobresaliente, nos acerca de manera casi notable a la magia de la nostalgia de lo que lo que pudo ser y no fue. Y no estoy llorando, es que se me ha metido algo en el maldito ojo, ¿vale? Desde Fleek os animamos a que la veáis y forméis vuestra propia opinión. Como siempre podrá gustaros más o menos, pero tendréis que verla para saberlo.

Lo que sí que no sabéis es: ¿Quién lo hizo? ¿Quién mató a Tupac y a Biggie?