Recordar un disco con cariño veinte años después de haberse publicado es aparentemente sencillo al entrar en juego la parte más sentimental de uno mismo. Hacerlo pudiendo afirmar además que conserva casi intacta la frescura y calidad que le vieron nacer lo convierte automáticamente en objeto de deseo. Eso es precisamente lo que le sucede al primer álbum de una entonces jovencísima Mala Rodríguez, una andaluza que irrumpía en el mundo musical a jierro, posiblemente sin saber lo que el disco que estaba gestando significaría dos décadas después para los que de un modo u otro amamos la música. ‘Lujo Ibérico’ es mucho más que un álbum debut que alcanzó el disco de oro con más de 50.000 copias vendidas en una época en la que eso de reconocer con oro un disco aún tenía un significado especial. El primer disco de la Mala nos dio lecciones tan importantes como que el rap podía coronarse en España, que las mujeres también podíamos hacerlo. Ella fue el mejor ejemplo de ello. Se lanzó al mercado musical desde la línea que daba más miedo, ahí donde para tocar no hacían falta dedos, solo corazón y echarle ganas. Y de eso la Mala iba ‘sobrá’. Me escribía las letras en el cuerpo y todo, estaba tan metida… Fue muy intenso, unas cuantas semanas ahí a full”.

A pesar de que Mala Rodríguez afirma no ser muy consciente de todo el tiempo que ha pasado desde la publicación de ‘Lujo Ibérico’, ya que no suele celebrar cumpleaños ni es amiga de la nostalgia, lo cierto es que el disco cumple dos décadas este 2020. Lo hace en plena forma, como si los años no hubieran pasado por él. Un disco que mantiene la frescura de antaño, que sigue lleno de coraje, de chulería, de sangre caliente y de sangre fría. De todo eso que nos enamoró de la Mala un día.

Echando la vista atrás con la artista para recordar todo aquello que envolvió a ‘Lujo Ibérico’ aparecen anécdotas de todo tipo. Algunas se ven, con el paso del tiempo y de los acontecimientos, con cierta melancolía, otras desde la curva de una sonrisa bien grande. «Durante la grabación de Lujo Ibérico como nadie lavaba los platos ni nadie lavó nunca nada en la cocina había un mundo, daba asco. Un día quisimos limpiar y era como: ‘Si aquí hay vida, ¿Vamos a destruir este ecosistema? ¿Qué clase de asesinos somos? Esto sería una especie de genocidio’. No sé, muy asqueroso todo, pero estábamos a otra cosa. Mensaje: No hay que fregar, hay que ser felices y disfrutar de los pequeños momentos, que luego estás ahí llorando en la limo«. Así es la Mala, auténtica desde sus inicios. Una mujer que hizo tambalear los cimientos de lo que nos habían contado a las mujeres todos esos hombres que dominaban el hip hop. Nos miró a los ojos, nos trató de tú a tú, de igual a igual, y demostró que nosotras también podíamos marcar el minuto, dejar huella en la historia. Una historia en la que se ha ganado un hueco por derecho su ‘Lujo Ibérico’. Lo tenía fácil, ya nos había advertido de que nació en su día.

Ilustración digital: Adolfo Guerrero

 

UNA ÉPOCA MARCADA POR LOS EXCESOS

Lejos de lo que algunos puedan pensar el ambiente en el que se gestó Lujo Ibérico se alejó mucho de ese halo de romanticismo que suele envolver a un disco debut. La Mala llegaba dispuesta a darlo todo sin filtro alguno, unos excesos que llegaron a convertirse por momentos en su propia cruz. «Si te soy sincera fue un tiempo muy experimental para mí, usé muchas drogas. Me la pasé viajando sin parar, no entendía nada de lo que estaba pasando. Llegué a pesar 47 kilos, estaba muy flaca, irreconocible. Recuerdo que cuando volví a mi casa mi madre me dijo ‘hija mía de mi alma que flaca estás’. Te prometo que yo en Sevilla tenía una vida bastante normal, me gustaba el deporte, siempre he sido una tía más bien sana, pero cuando llegué a Madrid dije: ‘Hola, sí a todo. No me quiero perder nada, enséñame todos los monumentos’. Imagínate, yo era tan chica… Ahora me pongo a pensarlo y siempre he ido a donde quema. No fue para nada el álbum debut y directa al estrellato, fue una puta vivencia increíble que recordaré siempre porque fue todo muy a saco. De hecho luego no quería saber nada de la música, quería estar sola, reencontrarme conmigo misma. Tuve mucho tiempo que no quería hacer nada, me puse a trabajar incluso. Pero de repente tomé conciencia de lo que había hecho, donde había entrado. Ya no era un juego, realmente estaba dentro de la liga, estaba en la música por fin, y empecé a tomarme las cosas de otra manera«. Dicen que la inteligencia es la habilidad que tenemos los seres humanos de adaptarnos a los cambios y en ese aspecto la Mala lleva toda su carrera apuntando tantos en su terreno.

“Fue un tiempo muy experimental para mí, usé muchas drogas. Me la pasé viajando sin parar, no entendía nada de lo que estaba pasando. Llegué a pesar 47 kilos, estaba muy flaca, irreconocible. No fue para nada el álbum debut y directa al estrellato”

 

LAS INFLUENCIAS DE UNA ARTISTA A LA QUE SIEMPRE LE GUSTÓ INDAGAR EN LA HISTORIA DEL GÉNERO

Posiblemente ‘Lujo Ibérico’ no habría sido lo que es sin la huella que previamente dejaron en la Mala artistas que batallaron en esto del rap antes que ella. Voces en su mayoría femeninas que alentaron a la artista a dejar una parte de sí misma escrita en cada tema, a superarse en cada reto que se le iba poniendo por delante. «A mí me enamoraron Mc LyteLadybug Mecca, muchas raperas. Lauryn Hill, me gustaba mucho esa tía. Missy Elliott para mí es lo más, Da Brat, Lady of Rage, todas esas tías me volvían loca, eran unas raperas increíbles que contaban unas cosas súper increíblesPero claro, el mensaje que nos llegaba era el de todos esos tíos diciendo tonterías, aunque bueno, ellos también eran divertidos. Yo a veces decía: ‘menos mal que no me estoy enterando de la letra porque es para ponernos a llorar’«.

A la Mala siempre le gustó buscar ‘en el rap más viejo’. Apasionada de la historia, de indagar en el por qué de las cosas, la artista ha pasado su carrera buscando los orígenes de todo, una forma de enfrentarse al presente y al futuro con el mejor arma posible, el conocimiento. Los tiempos han cambiado mucho desde el 2.000, una huella que ha quedado impresa no solo en la evolución de la música que se hace sino en una sociedad que se ha ido volviendo cada vez más fría. «Cuando yo conocí esto comencé por el graffiti y luego dije: yo quiero escribir porque yo escribo desde siempre, desde pequeñita. Lo que a mí me llevó a escribir no eran los raperos o las raperas, era que yo quería escribir y escribía. Luego conocí el hip hop, el rap. A mí me encantaba conocer la historia, quién iba antes de quien y como iba cambiando el mensaje a través de los años. Cómo cambió todo a partir de Public EnemySnoop Dogg… La industria iba cambiando todo el rato y no tenía nada que ver con lo que hacían Kool Herc o todos los de la primera hornada. A mí me fascinaba la historia. Hay unos programas de VH1 que son la leche. Tienes que verlos, alguna vez me ha pillado en algún hotel y he visto alguno que hacen de la historia del hip hop, de los principios, y vas viendo como cada vez se van poniendo las cosas más agresivas, más blinblineo. Es hermoso porque refleja la realidad, la sociedad. No se puede culpar al mensajero, hay que entender bien que estamos aquí y que la sociedad hoy es bastante asquerosa, reconozcámoslo. Gracias a Dios hay muchas vertientes en el hip hop y hay gente más consciente pero realmente hoy día la sociedad, nuestro mundo, es bastante candela. Hay mucho egoísmo«.

    

UN DISCO HECHO POR AMOR AL ARTE EN UN MOMENTO COMPLEJO PARA LA INDUSTRIA

Si ha habido algo simbólico en la carrera de La Mala a lo largo de todos estos años es, tal y como ella misma afirma, el hecho de «no ser ni de aquí ni de allá», el encontrarse entre dos tierras en muchas ocasiones. Tierra de nadie pisaba precisamente cuando se gestó su ‘Lujo Ibérico’. «Cuando yo llegué a Madrid me junté con gente bastante más mayor que yo. Yo era la pequeña, no sabía tanto como ellos. Además era una mujer, estaba contando mis películas y tampoco había un público de mujeres que quisieran escuchar esas películas. A eso se sumó que en el negocio, en el mismo momento en el que sale ‘Lujo Ibérico’, se dejaron de vender discos, llegó la piratería y ya no se vendían discos. Fue como: hostias, acabo de firmar un contrato con una discográfica y ahora toda mi música está gratis en Internet. Qué cosa más loca, ¿no? No estoy entendiendo nada’. Sin embargo eso me llevó a Chile, México, Uruguay, Colombia…, me llevó a todas partes. No hay que ponerse nunca negativo, la actitud es pensar que todo lo que parezca un obstáculo va a ser un escalón».

 “En el negocio, en el mismo momento en el que sale Lujo Ibérico, llegó la piratería y ya no se vendían discos. Fue como: ‘hostias, acabo de firmar un contrato con una discográfica y ahora toda mi música está gratis en Internet. Qué cosa más loca, ¿no? No estoy entendiendo nada

Obstáculos tuvo unos cuantos en sus inicios. Antes de lanzar ‘Lujo Ibérico’ la Mala sacó dos maxis, ‘A jierro’ y ‘Yo marco el minuto/Tambalea’. El primero de ellos bajo el amparo de dos sellos, algo que trajo más de un quebradero de cabeza a la artista. Unos problemas contractuales que lejos de quitar a María las ganas de seguir sacando su música de manera profesional la dotaron de la fuerza necesaria para continuar luchando por lo suyo.

Mientras todo el mundo a su alrededor veía en ella el signo del dólar, la Mala pensaba en clave de sol. Fue más tarde cuando se dio cuenta de que ambos elementos podían darse la mano y caminar unidos en su carrera. «Yo he tratado de seguir mis instintos e impulsos. No se si es bueno o malo. Hoy entiendo la música como un negocio, antes no lo entendía así, lo entendía como una consecuencia. En mis inicios no me estaba enterando muy bien de la película, lo único que quería era hacer música. Ahora entiendo perfectamente que el sello grande se comiera al pequeño y hubiera intereses económicos de por medio y todas esas cosas que ocurrieron. Lo entiendo porque era yo la única que no me estaba dando cuenta de que realmente eso generaba mucho dinero. Yo estaba en una película muy diferente. Era pequeña y no tenía la información que hoy puedes adquirir incluso en Internet. Está todo mucho más claro, creo que nos hemos formado más en la cultura, en muchos aspectos. Es maravilloso llegar y saber qué pasos debes dar y qué pasos no. Hoy veo que la gente joven entiende la música como un negocio más, que es lo que es, el negocio del entretenimiento».

 

DEL TEMA QUE NO PODÍA CANTAR EN DIRECTO, PASANDO POR EL ARROLLADOR ÉXITO DE ‘TENGO UN TRATO’

Me gustaría que la gente hubiera escuchado el disco sin saber quién era yo, sin conocerme, que no se le diera importancia a quien estaba ahí sino a lo que decía.  Por este motivo en la portada de ‘Lujo Ibérico’ veíamos a María, pelo al viento, con el rostro oculto bajo una sombra que pretendía dar prioridad al qué sobre el quién.

Son muchos los temazos encerrados en ese disco, sin embargo la Mala no titubea al seleccionar su preferido entre todos ellos. «A mí me gusta mucho ‘Con diez o con veinte’. Me parecía un temazo increíble. Además es que salía todo improvisado. Yo estaba ya viviendo allí en la casa, donde estaba el estudio al lado de la cocina, y cada día era: ‘Venga, ¿has escrito algo?’, ‘Si, creo que tengo algo’, ‘Venga va’. Quiero seguir manteniendo la cosa de llegar al estudio y acabar las canciones ahí porque me parece que así sale más guay. Cada tema salía así, cada día. Y era tan divertido poder ver cómo iba saliendo».

«Me acuerdo que no podía cantar la de ‘Especias y especies’, me revolvía por dentro muchas cosas personales. Yo siempre he tenido ‘daddy issues’ y muchos problemas con hablar del tema…«

Entre anécdotas sobre sus canciones La Mala confiesa una que a muchos nos pasó desapercibida en su momento. «Me acuerdo que no podía cantar la de cabrones y cobardes (‘Especias y especies’), me revolvía por dentro muchas cosas personales. Yo siempre he tenidodaddy issues’, y siempre he tenido muchos problemas con eso, con hablar del tema. Y hay muchas letras que aún me provocan un poco de revuelco. Ya no mucho la verdad, ya crecí, pero en ese momento no podía cantarla. Llegaba el momento de esa canción y miraba al suelo y decía: ‘no no, la siguiente, otra otra’. Estaba ahí con todo a flor de piel».

Mejores recuerdos le traen canciones como ‘Tengo un trato’, uno de los temas que más éxito cosecharon en su momento, y que llegó a formar parte en 2015 de la lista de reproducción de Spotify del ex presidente de EEUU Barack Obama. Una canción que abría el disco de manera contundente, más aún si tenemos en cuenta que se trataba de la voz, del mensaje de una mujer. ¿Quién no recuerda ese impactante ‘A mí no me saques tu genio que te lo mato’? Una frase que retumba aún en la mente de propios y extraños a la cultura del hip hop. «Creo que es como un golpe en la mesa, de esas veces que una se levanta flamenca y dice: ‘por aquí, esto es lo que tengo que decir y ala, me voy’. No sé, yo creo que todos los temas tenían algo especial, pero era mi percepción”.

Lejos de lo que les ocurre a otros artistas, que una vez que publican un disco nunca vuelven a escucharlo, a La Mala le encanta recurrir de vez en cuando a ‘Lujo Ibérico’. Un disco que es innegable que ha envejecido especialmente bien. «A mí me encanta. Me encanta hacer versiones con otra música. Me da pena que tecnológicamente no ha avanzado todo de la misma manera, como que el sonido se ha quedado unos cuantos años atrás, que todavía no terminaba todo de sonar super bien y eso me daba mucho coraje, que no suenen las cosas bien, pero no sé, de repente escucho temas de ‘Lujo Ibérico’ que suenan todavía muy bien, no sé por qué. Está fresco.

Junto a ‘Lujo Ibérico’ la Mala tiene especial cariño también a ‘Alevosía’, un trabajo con el que la artista confirmó que su éxito con ‘Lujo Ibérico’ no había sido fortuito, que venía para quedarse. “A ‘Alevosía’ le tengo mucho cariño también, hay letras muy bonitas, es más rapero, es más oscurito en verdad. Son todo como partes de un viaje y ahora mismo siento que el ciclo está cerrado. Empecé por ‘Lujo Ibérico’, luego hice otro, otro, otro, y todo me ha llevado a conocerme, a sentirme como me siento hoy. Por eso te digo que siento que hay un ciclo que está cerrado, es un viaje largo que he hecho y ahora siento que ese ciclo se cerró porque me siento renovada.

    

LA IMBORRABLE HUELLA DE JOTA MAYUSCULA EN ‘LUJO IBÉRICO’, EN LA MALA

Hacer lo que uno sienta con las herramientas que tenga a su alcance. Esa ha sido una de las premisas que la Mala ha tenido siempre presente en su carrera. En ‘Lujo Ibérico’ esas herramientas tuvieron nombre y apellidos. Jota, Nafri y Kultama formaron una sólida base para dar vida a un proyecto que se ha vuelto imperecedero con el paso de los años. En ‘Lujo Ibérico’ mis herramientas eran Jota y Nafri. Luego seguí haciendo cosas, y se nota el cambio cuando dejo de trabajar con ellos. Se nota mi reencuentro con Jota cuando hicimos ’33’, que es de mis mejores canciones. Cuando hay feeling entre artistas se produce algo muy bonito. Y ahora justo que falleció Jota tengo que decir que a mí me pasaba con él. Con Jota me pasaba algo muy especial. Él siempre quería que yo me soltara, que dejara mi timidez, que mirara dentro de mí misma, que fuera quien soy, que no tuviera vergüenza. Jota veía más dentro de mí y eso es lo mejor que puede hacer alguien que está contigo en el estudio, porque tenemos todos miedos, muchas cosas y a veces nos cuesta soltarlo todo. Él siempre me alentaba a que fuera yo, a que abrazara todo lo que soy porque yo siempre he renegado de una parte mía, cosas muy complicadas que apenas se pueden entender en las canciones pero que está todo ahí. Y ahí está la belleza también”.

De Jota aprendió muchas cosas, entre ellas que al público hay que tenerle un respeto infinito. De él le gustaba sobre todo “que estaba loco, que vivía la vida. A mí me fascinan las personas que son ellas mismas, me gusta ver a alguien auténtico, que tiene una energía única. Lo pasé muy bien con él, una persona con muy buen corazón y que amaba al público, respetaba mucho al público. Eso es importante, eso lo he aprendido de él. El público paga una mierda de entrada para ver un espectáculo, para ver algo grande, para irse a su casa soñando, pensando, sintiendo algo y teníamos que darlo todo. Era muy bonito girar con él y con Kultama, para mí Kultama también ha sido muy importante. Esa conexión se extendió mucho más de allá de la primera gira, luego seguimos girando y creciendo. Los quiero mucho”.

“Jota amaba al público, respetaba mucho al público. Eso lo he aprendido de él. El público paga una mierda de entrada para ver un espectáculo, para ver algo grande, para irse a su casa soñando, pensando, sintiendo algo y teníamos que darlo todo”

Según confiesa la Mala, Jota “siempre decía que la escena iba a cambiar con la inmigración y así ha sido, pero no contaba tanto con las mujeres. Siempre ha apoyado a las mujeres igualmente, a Carol, Ari… pero la gran revolución no ha sido solo gracias a la inmigración, ha sido también gracias a que la mujer se ha levantado. Ha sido todo muy guay, han pasado muchas cosas muy buenas”.

    

TRATANDO A LA MUJER DE IGUAL A IGUAL, CORONÁNDOSE EN UN MUNDO DOMINADO POR HOMBRES

Abrirse paso en un mundo dominado por hombres no fue fácil. Sin embargo el tesón y la confianza que la Mala tenía en su proyecto, en la figura de la mujer, hicieron que poco a poco fuera rompiendo barreras y abriendo camino. Nos habló a las mujeres de tú a tú, de igual a igual, nos enseñó a sacar nuestro lado guerrero frente a la vida. Después de mucho tiempo nosotras, por fin, nos veíamos representadas. «Imagínate cuando yo presentaba mis rimas delante de todos, y te hablo de Sevilla. Cada uno improvisaba de lo típico, ego trip y alguna cosa más, pero yo quería contar quién era María, qué le pasa, por qué es mala, todo mi mundo. Eso pasó con ‘Lujo Ibérico’. Con ese disco saqué cosas que no sabía ni siquiera que estaban ahí y fue muy bonito porque era tan personal que se hizo universal. Ese disco y en general toda mi música tiene el valor de que estoy contando cosas que me pasan a mí. Y no me siento peor ni mejor, estoy tratando de ser real, de ser sincera conmigo misma. Y si a veces soy una hija de puta pues lo soy, y si hay veces que he sido tonta, también, y si hay veces que soy la más chula, pues también. Y eso era guay porque en los conciertos estaban mi prima y otra más y de repente poco a poco había un montón de chicas«.

Fotografías: La Señora

Un público al que se fue metiendo en el bolsillo a base de sinceridad y de derribar prejuicios. Frente al público de otros artistas de rap el de la Mala se fue haciendo cada vez más heterogéneo, algo que ayudó a la artista a llevar su carrera un paso más allá y puso la mirada de muchos en un género que contaba por aquel entonces con pocos adeptos. «No había muchas mujeres pero había, y también había muchos gays, mucha gente que eran minorías, círculos de personas que estaban buscando algo de libertad. La gente que venía a los conciertos era un círculo bien ecléctico, no era el típico público de concierto de rap de cualquier otro rapero. Era tal y como es hoy, gente que va a disfrutar de la historia de alguien, de los ritmos, algo mucho más inclusivo».

Si en algo ha ido rompiendo clichés también la Mala es en la forma de vestir. En el momento en el que sale ‘Lujo Ibérico’ las pocas raperas que había en el panorama solían vestir de manera muy masculina, algo que la Mala entiende perfectamente y que más tarde se encargó de cambiar en primera persona. “Yo las entiendo y las comprendo. Hoy en día eso puedes utilizarlo simplemente para reírte o usarlo a tu favor. Yo también he vivido eso de estar acomplejada por tener las tetas gordas y querer ponerte algo ancho porque no quieres llamar la atención con 16 años y no quieres que te anden tocando el sujetador o llamando la atención por ser mujer. Por eso entiendo que hubiera muchas chicas que se metieran en el uniforme al igual que lo hace una ejecutiva de una gran empresa que se viste con su traje de chaqueta y pantalón para que todos la vean como una igual. La vestimenta forma parte del lenguaje, de una cosa que tu estás diciendo y entiendo que en un momento fue así, pero a mí algo me hizo click un día y decidí empezar a usar tacones. Fíjate tú que tontería, con lo que duelen. Empecé pronto a usar los tacones en el escenario y luego a experimentar con corsés, ligeros… es una imagen que ha ido muy ligada a mí siempre. Todo eso viene porque yo quería usar la imagen de la ama, me encantaba porque me hacía sentir muy poderosa.  El otro día estaba mirando una caja que tengo con vestuario y eran todo corsés, cosas locas del coño. Tienen que ver con mandar, con una posición de poder. Aquí encuentro mi poder, desde este cliché que todos conocéis, porque decir algo y que nadie te entienda no sirve de nada pero si tú usas algo para que la gente te entienda consigues que llegue tu mensaje”.

“No había muchas mujeres pero había, y también había muchos gays, mucha gente que eran minorías, círculos de personas que estaban buscando algo de libertad. La gente que venía a los conciertos era un círculo bien ecléctico, no era el típico público de concierto de rap de cualquier otro rapero”

Veinte años han pasado desde la salida de ‘Lujo Ibérico’ y, si bien es cierto que se han dado algunos pasos en terreno de igualdad en el mundo de la música, la realidad es que aún queda mucho camino por recorrer. Ahora lo que hay son cantantes y artistas pero sigue habiendo muy pocas técnicas de sonido, productoras, promotoras, cada vez hay un poquitín más pero aún faltan. Cuando me decían ‘estás en un mundo de hombres’, yo decía ‘es que este mundo, el mundo entero está dominado por hombres’. Obviamente han tenido ventaja, han estado manejando desde hace más tiempo, y con el tema de que nosotras mismas nos hemos quedado atrás creyéndonos que eso era verdad, que a lo mejor no éramos tan válidas, unido al asunto de la falta de oportunidades nosotras llevamos ciertas desventajas”. Seguimos en la lucha.

   

EN CONTINUA EVOLUCIÓN, SIN PERDER NUNCA SU ESENCIA

Desde que sacara su primer disco la carrera de La Mala ha sido como una peonza, ha girado tanto como la artista ha querido en cada momento. Lo ha hecho sin perder esa esencia que la caracteriza, que hace de la Mala una tía única. «Creo que no he cambiado mucho, lo que pasa es que ahora conozco mis límites, soy lo que yo considero una persona madura. Me conozco mucho más y soy mucho más, las personas cambiamos. ¿Me estás diciendo que sea siempre una niña de 20 años? No puedo, tengo que crecer. ¿Qué queréis que sea, Joselito? Claro que la Mala de ‘Lujo Ibérico’ traga a la Mala de ahora, yo me respeto en todo momento. La Mala del pasado quiere a la Mala de hoy porque realmente sigo siendo yo. Creo que estoy siendo fiel a la niña que empezó a rapear, que no es ni la de Lujo Ibérico, es la que se quedaba por las noches sola en casa y escribía. Yo entiendo que la gente tiene sus fantasías y yo las respeto pero no sé, yo no soy SFDK, que pueden hacer el mismo disco durante 20 putos años, es que no me sale». Una cuestión de inquietud y de libertad pese a que muchos no lo comprendan. «Me sentiría tan cutre haciendo todo el rato ‘Por la noche’, usando una fórmula… Yo hago lo que a mí me pide mi cuerpo, y si lo que me pide ahora es sandungueo, hago sandunguero, y si me pide meter una parrafada la meto. Que no hago nada por compromiso, que yo hago lo que me sale del coño. Eso es lo que la gente no comprende, no lo entiende.

 

CERO NOSTALGIA AL MIRAR ATRÁS, EN PRO DE LOS HOMENAJES EN VIDA

Lejos de anclarse en la nostalgia, en aquello de que tiempos pasados fueron mejores, la Mala no duda en considerarse producto de su pasado en lugar de su prisionera. «No anhelo nada. Me alegra haber vivido todo lo que he viví. He vivido un montón, no me he dejado nada. Siempre que había que elegir entre ‘hacemos o no hacemos’, yo siempre hacía. Me he metido en todo tipo de charcos. No ha sido todo fácil para nada pero siento que he aprendido mucho. He aprendido a tener paciencia, la humildad también creo que es algo que he aprendido porque eso no venía en mi código genético, siempre he sido de ‘yo, lo que yo diga’. Y aprendes mucho a escuchar al otro, sobre todo a la hora de hacer música que es importante«.

 “La Mala del pasado quiere a la Mala de hoy porque realmente sigo siendo yo. Creo que estoy siendo fiel a la niña que empezó a rapear, que no es ni la de ‘Lujo Ibérico’, es la que se quedaba por las noches sola en casa y escribía”

Las muestras de cariño y reconocimiento que se produjeron tras la repentina muerte de Jota Mayúscula nos ha dejado a muchos una reflexión tremendamente importante, la necesidad de valorar en vida el trabajo, los logros de las personas. Precisamente gracias a pequeños homenajes en vida, la Mala ha sido consciente en diversas ocasiones de muchas de las cosas que ha conseguido en su carrera, hitos que en ocasiones ni se había planteado. «Me ha dado mucho amor la gente en España en los últimos años. No me había dado cuenta de que me hacía falta de verdad porque siempre he ido a mi bola, he estado haciendo mis cosas. Cuando hice ‘Bruja’ empecé a escuchar cosas bonitas que empezaron a decir. Me emocionó muchísimo, me hicieron llorar artículos y cosas que me dijeron y que no me esperaba para nada. Fue muy bonito encontrarme con esa generación a la que a lo mejor yo toqué cuando todavía eran muy pequeños, tendrían 8, 11, 13 años… Yo creyéndome que estaba ahí cantando sola y que va, estaban todos esos niñatos escuchando. Para mí ‘Bruja’ simbolizó un abrazo tremendo con mi gente aquí en España. Una generación hermosa, lindísima, súper culta. Que valorasen el álbum que recién había hecho y todo lo que había hecho antes fue tan lindo, casi más lindo que cuando me dieron el Premio Nacional de Músicas Actuales en plan oficial. Eso fue muy bonito igual porque era por toda la carrera, por abrir puertas, cosas que yo ni siquiera me había planteado, no había pensado en eso, no me había dado cuenta de que había contribuido a eso y fue lindísimo».

Artwork ‘Malamarismo’

La simbiosis entre la Mala y su público ha sido siempre bastante estrecha, por eso recuerda desde el cariño momentos como cuando subía a la gente al escenario, que yo siempre les decía que subieran y podía verles las caras, o la interacción tan directa que suele tener con su público en redes sociales. “Amo las redes sociales porque veo a la gente lo majísima que es, lo linda y cachonda que es, lo ñoña que es. Es que me encanta, son lo más. Si eso se pierde entonces eres un puto poster de Tom Cruise. Hay una parte de mí que es madre, una parte de mí que es cantante, artista, una parte de mí que es una hija de puta, hay muchas partes de mí. Pero cuando alguien me ve lo primero que ve es a la artista y yo debo respetar eso también.

Convencida de que un artista tiene que hacer cosas locas, a pesar de ser consciente de que por el camino loco se pasan calores, La Mala ha trazado una carrera que le ha permitido pasar de soñar en pequeñito a ir cumpliendo sueños a lo grande. Sin ceñirse a patrones, permitiéndose ser en cada momento lo que le iba pidiendo el cuerpo. Y parte de ‘culpa’ de que así sea la ha tenido ‘Lujo Ibérico’, un disco que fue un brote de oxígeno en el 2000 y sigue trayendo brisas de aire fresco dos décadas después. Un álbum imperecedero, porque todo lo que lleva alma lleva implícita vida. Gracias por veinte años de bendita ‘maldad’, María.