Esta temporada seriéfila que arrancaba el pasado septiembre nos traía por fin una adaptación televisiva contemporánea del caballero de la noche, aunque desde un punto de vista que curiosamente no incluía a su protagonista. Después de un sinfín de rumores, sobre todo tras la finalización de la exitosa trilogía de Christopher Nolan en el cine, la idea cristalizaba y se confirmaba que podríamos disfrutar de nuevo del universo del murciélago. La cadena FOX puso en manos de Bruno Heller este proyecto en el que se pretendía mostrar la ciudad de Gotham años antes de la aparición de Batman, enseñándonos a los villanos y héroes que todos conocemos antes de que fueran lo que hoy son. Todo pintaba muy bien, ¿pero consiguieron hacer algo bueno?

Debo reconocer que esperaba esta serie con muchas ganas. Durante mucho tiempo pensé que el universo de Batman, sobre todo en lo que concierne a sus villanos, era muy rico y encajaría perfectamente en una serie de televisión. Una ciudad oscura sometida por la corrupción generalizada, un héroe atormentado, un grupo de enemigos carismáticos y profundos, secundarios con gancho e interés… todo ello con el tiempo extra que te ofrece la televisión con respecto al cine para desarrollar tramas y personajes. Era algo que, como fan de Batman y fan de las series, quería ver, por lo que cuando saltó la noticia la tomé con entusiasmo. Además, el enfoque de centrarla en un tiempo pasado me pareció interesante porque podían mostrarnos nuevas perspectivas diferentes a las ya contadas.

Pues bien, toda esa emoción ha ido desapareciendo poco a poco a medida que iba viendo la serie. El primer episodio tuvo algunos detalles que me gustaron y otros que no, pero en general parecía un buen presagio… o eso quería pensar. Con el tiempo me ha ido resultando todo cada vez más insustancial y he perdido el interés. No creo que haya sido una serie procedimental (que por lo general no me apasionan), sino que se ha quedado un poco a medio camino, pero es que los casos policiales aislados que presentaban tampoco me parecían atractivos ni relevantes para los personajes ni para el desarrollo general. Todo ocurre a gran velocidad y no hay tiempo suficiente para asentar las historias y sus consecuencias, pues personajes van y vienen, cambian de parecer sin motivos aparentes… todo va muy rápido o yo me he acostumbrado demasiado a la pausa.

Y para colmo, el tramo final de temporada, que es donde suelen dar el máximo y dejarte con ganas, me pareció decepcionante. Regresa un personaje que no interesa a nadie, que ya todos dábamos por olvidado, y de repente todo gira en torno a él de una manera que me pareció exagerada. El último episodio sí me pareció un poco más coherente en el argumento, pero también tuve la sensación de que fue algo precipitado y el desencanto ya se había apoderado de mí. La escena final sí me sorprendió y desconcertó, pero ya no sé si para bien o para mal.

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¿Y por qué digo decepción “esperada” en el título de la entrada si todo lo que hago es hablar de lo emocionado que estaba por su estreno? Algo que sí temía era que un proyecto como este se emitiera en una cadena en abierto y no en una de cable, pues es sabido que en las primeras las audiencias mandan mucho más y la mano del creador o del autor se puede ver coartada porque debe tener eso mucho más en cuenta. En las cadenas de cable, por el contrario, hay ocasiones en las que incluso se mantienen series con bajas audiencias si la crítica las tiene en alta estima, aunque sea solamente para reforzar el prestigio de la cadena. Desde el inicio pensaba que a esta serie le iría muy bien un tono sosegado, un desarrollo tranquilo donde los diálogos cobraran importancia… pero a veces esto solo se lo pueden permitir canales como HBO, AMC o, ahora, Netflix. Sin embargo, yo quería pensar que esto no iba a afectar tanto y que la serie me iba a gustar de todas maneras. Ahora me lo planteo y realmente no sé si esto habrá tenido mucho que ver, porque tal vez la idea inicial de Heller y de la cadena siempre fue la que al final se plasmó, pero sí creo que a mí me hubiera gustado más de otro modo.

Entre las cosas que sí me convencieron, quizá la que más, está el personaje del Pingüino. El trabajo del actor y su caracterización, el desarrollo y evolución del personaje, las tramas en las que se ha visto involucrado… Lo hemos visto crecer y me ha gustado. De hecho, por momentos parecía que la serie era suya, robándole mucho protagonismo a Gordon. También me agradó la presencia de dos mafiosos importantes como Maroni y Falcone, pero me deja mal sabor de boca porque creo que no se aprovechó lo suficiente. Por otro lado, los cameos de jóvenes villanos me parecieron divertidos, pero dejando a la vez en evidencia que una serie no puede sostenerse únicamente con eso.

La serie fue renovada por la cadena el pasado mes de enero a pesar de contar con unos datos de audiencia algo pobres, por lo que la próxima temporada estará de vuelta y Bruno Heller ya ha ido adelantando que maneja ideas para introducir nuevos villanos clásicos que aún no han aparecido. Sinceramente, y como se puede deducir del texto, yo ya no espero demasiado de Gotham, pero guardo la esperanza de que a partir de lo ya asentado se pueda generar algo más interesante. No confío, pero una parte de mí quiere seguir confiando.