Nunca llegué a entender bien del todo el aforismo “El futuro ya está aquí”. No hasta hace  relativamente poco. No hasta que tuve la ocasión de enfrentarme al hiperrealismo, así, a cara de perro. Sin luces fluorescentes ni sonidos en octavas dimensiones. Manteniéndome en el clásico estándar de dieciséis novenos. Enfrente de mi estaba quién iba a contestar a una serie de interrogantes que me revuelven desde hace tiempo, alguien al que fácilmente reconozco y que pertenece a lo que llamo mi mitología moderna. Era la forma incorpórea de Pablo, de ATICA. Una reproducción de sí mismo tallada a conciencia en formato avatar. Todo él en una reproducción tridimensional, milimétrica y exacta.

Aquel al que iba a interpelar no era exactamente él. O sí. Al menos no me lo parecía de buenas a primeras. Sería mi propio flipar al ver el grado de realismo y naturalidad con la que su avatar fluía al ser preguntado. Es la primera entrevista en la que ATICA se desprende de su cuerpo tangible y entrega el protagonismo a su avatar, así que la proposición de mantener un coloquio con sillones de orejas y luces tenues quedaba obsoleta a golpe de renderizado. Una ocasión única de tener el espacio, sea cual sea este, de conocer sus planes más a fondo, de saber más sobre él, Pablo, ATICA o una retahíla de ceros en código binario.

ATICA libera su proyecto Pinecone, y su producto PERSONA, basado en la hiperrealidad. Un proyecto que gira en torno a la creación de una comunidad entera de ideales y promesas donde jugaremos a ser dioses. La eterna profecía de ser parte de un nuevo mundo en el que podamos ser lo que cada uno quiera es tan primigenio como rupturista. Algo que tiene claro ATICA, quien con su proyecto se cuestiona los límites, el cuánto es cuánto, las relaciones básicas y las complejas. PERSONA de una forma u otra nace al ver que nos aproximamos como sociedad a un cambio de fondo y forma, a nuevos formatos y nuevos registros que sentimos bien de cerca.

Sin estirar mucho la hebra que forma los hilos de su marioneta, por miedo a no entender o si acaso a romperla, vemos como el avatar de ATICA lleva mucho más que tejido virtual en sus venas. Pinecone acaba de nacer como quien dice y ya ha desarrollado un proyecto con una precisión innatural y un desconcertante nivel de técnica. No ha sido el azar quien ha hecho que Epic Games, archiconocido por Fornite, se haya convertido en su más notable inversor adelantando a la alta definición al apostar por PERSONA.

Lleva augurándolo, siendo oráculo de la virtualidad o como mínimo pionero de ella, desde que lanzó su manifiesto ya hace casi dos años. ATICA viene avisando de que su proyecto revela una forma de expresión nueva y un infinito totalmente nuevo, totalmente polarizado. Incide que para él esta es la revolución de un cambio. Un estadio nuevo, una nueva forma de entender, de ser y pertenecer a una generación que nace de lo incorpóreo y navega hacia lo deshumano. Quizá hoy más, que es domingo, esta tridimensionalidad se nos hace demasiado, aunque a pesar de asentir rápido para que no se nos note que se nos escapa de las manos, terminaremos por entenderlo. Nuestro entendimiento es así, selectivo, al fin y al cabo, como buenos humanos que somos, partiendo siempre del ensayo-error, acabaremos por acostumbramos.

 

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Al principio será raro. Cualquier cambio es doloroso y extraño. Nunca hemos cedido ante la máxima de ser capaces de lo absoluto. Creemos que casi todo está inventado, que todo está hecho, que el jugar con nuestra identidad no es mucho más que poder crearnos varios perfiles de Twitter con un nombre capcioso e imitar la vida que podrían estar viviendo otros. Pero el proyecto de ATICA habla de dar un paso más, de cruzar directamente al lado opuesto del espejo y pasar a formar parte de un homogéneo patio de recreo. Uno lleno de bipolaridades, de locos y excéntricos.

Al idear esta imagen, me vino a la mente Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar, donde si quisiéramos podríamos escoger ser abeja o tigre, granada o escopeta, Dalí o Gala, el propio sueño o seguir soñando. De una forma u otra me inquietaba saber que pensaba ATICA sobre el horizonte lúdico, del entretenimiento, de lo que quizá entendemos como arte en este presente pasado.

Siendo simplista, me imaginaba estas nuevas comunidades hipervirtuales como un hibrido de Gran Hermano y una versión mejorada de los Sims, con muchos más customizables y mejores gráficos. Sabiendo ya que el proyecto de ATICA es mucho más que tener la posibilidad de quitarle las escaleras a la piscina de tu avatar quasi-humano, los limites vendrán definidos por uno mismo en esta nueva forma de entender el espacio. Lo que nos divertirá, sea real o no, el humor y lo bonito cada uno ya verá cómo juzgarlo. Desde que el mundo es mundo, este ha seguido su cauce y por mucho que se quiera, el reloj no para, al menos a corto plazo. Seguiremos necesitando nuevos ídolos, referentes y dioses de neón, aunque estos cada vez sean más de plástico.

Del material que sea, menos de carne y hueso, veremos a ATICA junto a Pinecone dar sus siguientes pasos. Tras haberse desprendido de su estúpido traje de humano, como escupía el despeluchado conejo de Donnie Darko, él se siente totalmente cómodo enfundado en su alter ego. No hay necesidad de subir a ningún escenario estando de cuerpo presente, su avatar poliédrico es capaz de estar a la vez en ese y en otros mil lados. ATICA es una pieza más de algo más grande, aunque su rostro sea la moneda perfecta para iniciar la partida y empezar de nuevo el juego.

Ahora empiezo a entender porque el futuro está aquí y de una forma u otra nos ha comido el terreno, aunque a pesar del adelanto siento que hay dogmas que mantendremos por eternos. No creo que el cambio suceda por completo o se me hace raro el creerlo, por ejemplo, el que acaba ganando siempre es el que llega primero.