No es ningún misterio la relevancia que ha adquirido la música electrónica en estos últimos años en el mundillo del rap mediante el autotune y los ritmos industriales y asfixiantes del trap. Además, si sigues la escena musical inglesa ya sabes del dominio del grime en el rap, con representantes como Dizzee Rascal o Skepta.

En nuestro país poca gente del sector se ha atrevido a usar estos sonidos fuera del trap. Pero hay uno que suple este vacío, y ese es Erik Urano. Y es que su mezcla de duras barras repletas de sabiduría con ritmos electrónicos sin igual consigue crear y sumergirte en una atmósfera diferente y levitar hacia distintos planetas.

Fotografía: @pabloalzaga

Aunque es un artista que no tiene miedo a experimentar e innovar, todas sus creaciones siguen un mismo guion: la puesta en escena de un paisaje futurista, esquizofrénico, distópico; hecho que le desmarca de los demás y le hace único. La combinación del productor Zar1 y Erik es de lo más bonito que nos ha ofrecido la escena. Todos sus trabajos son increíbles, pero me gustaría destacar ‘Cosmonáutica’ como uno de los mejores álbumes que se pueden encontrar en el rap de España.

Una de las cosas con el que uno se topa al escuchar a Erik es la basta cantidad de referencias que encontramos en sus letras. Y es que para poder entenderlas muchas veces hemos de recurrir al dios Internet. Detrás de su obra encontramos un fuerte pensamiento crítico y unas ansias de conocer todo lo que hay a su alrededor, sin prejuicios que cieguen de la realidad (en la medida de lo posible). De dar la vuelta a la moneda y ver sus dos caras. Del conocimiento como poder. Aunque es consciente del precio que eso conlleva, como vemos en el último verso de ‘Ghosts’, «more wisdom more problems», transformando la famosa fórmula de Biggie. Y es que aquel que emprende el camino del saber no lo hace para vivir mejor, sino porque una vez llamados por este ya no hay vuelta atrás. Estamos destinados a descubrir los misterios y la complejidad de la existencia.

En este camino ascético —no en el sentido estrictamente cristiano, sino como misticismo “purificador del alma” o como transformación del yo— es imprescindible el autoconocimiento y la introspección. Para saber, hay que conocer también el sujeto de conocimiento. ¿Si no te conoces a ti mismo, como vas a conocer lo ajeno? Y es que con la tendencia del rap/trap hacia letras más simples y monótonas, este tipo de artistas representan un soplo de aire fresco necesario. En su posición sería muy fácil despreciar las nuevas tendencias de lo que actualmente llamamos música urbana. En cambio, él las abraza.

Su último track, ‘Molecular’, sigue la línea de su sonido habitual, aunque esta vez —de la mano de Merca Bae— con ritmos extraídos del dancehall para demostrar una vez más que no cierra puertas a experimentar con lo nuevo y que no entiende la música como algo cerrado y limitado en géneros.

Es una pena el poco alcance de su música —hablando en relación a otros raperos—, pero supongo que es el precio que ha de pagar uno por ser auténtico y no dejarse llevar sin criterio por las nuevas y efímeras modas. La suya es, sin duda al respecto, música de culto. En una época donde todo queda anticuado en días por el exceso de posibilidades que supone Internet, Erik es atemporal, es un nexo entre lo viejo y lo nuevo, lo pasado de moda y lo más on fleek. Por eso transciende la actualidad. Estoy seguro de que, en especial ‘Cosmonáutica’, me acompañará a lo largo de toda mi vida.

No me gusta idolatrar a nada ni nadie, y espero que no me haya pasado de lame, pero sí que creo que la buena música hay que apoyarla. Recuerda, Support your local dealer!