Siempre han existido iconos. A veces desaparecen, vuelven a resurgir o se inventan sin esperarse o entenderse muy bien porqué. Capaces de identificarse por cualquiera únicamente diciendo su nombre actúan como si tuvieran de por sí algún tipo de magia negra. Pasa en todos los estratos y especialidades de la vida, en moda, artes y hasta en papelería. El Post it o el Blue Tack son buenos ejemplos de ello. Los Levi’s o las Dr. Martens otros. Es simple como funciona nuestro cerebro, pero si esto ocurre es por la diferencia y capacidad de sorpresa que poseen frente al resto.

El tiempo es el único que dictamina cómo envejecen estos iconos, si fueron fruto de una temporada o se mantendrán en nuestro imaginario durante toda la vida. En el caso de las Dr. Martens está bastante claro que cuando se diseñaron, se crearon para ser eternas. Celebrando este 2020 su 60 aniversario desde que salió a la venta su emblemática bota, las 1460, que únicamente les basta unos números en serie como nominativo para reconocerse, este año se ha visto transformada en diferentes reediciones junto a marcas tan relevantes como Undercover, Raf Simons, Yohi Yamamoto, A Bathing Ape o  Beams.

Conjunciones que no son aleatorias. Estos grandes nombres del diseño mundial son conocidos por darle una vuelta a lo estándar, por conceptualizar la ropa en un estilo diferente al resto. Y en parte en eso se basa la iconicidad, en ser opuesto. La decisión de unirse a estas firmas no quiere decir que Dr. Martens busque ser sinónimo de la moda de alta costura, sino evolucionar su icónica silueta en algo más de lo que tenemos por conocido.

Las Dr. Martens han sido la base de looks pertenecientes a tribus urbanas, movimientos culturales y hasta sociales si me apuras. Estéticas militares, vertientes punks, ideologías vestidas de skinheads y nuevas tendencias en estrellas ya sean de rap o de cine son parte del extenso catálogo que ha portado sus botas 1460 a los pies. Aún con su pequeño declive al eliminar la gran mayoría de su producción local inglesa y mover sus fábricas a territorio asiático, Dr.Martens no ha perdido su popularidad y relevancia en lo que podríamos definir como la moda moderna.

Por ello esta unión con las altas esferas es una forma de demostrar que sus productos no están etiquetados para pertenecer a una única época, si no a todas aquellas que las defiendan. Ha estado siempre en el ADN de la marca el asociarse con la cultura y a la disrupción por norma. Al caos, a la diferencia. Unas botas que no son para todos los públicos, su peso y sus costuras amarillas son más pesadas de lo que aparenta su impoluto cuero, se han renovado en un año conmemorativo donde los 60 años no pesan tanto como la propia prenda.

Esta vez es junto al diseñador inglés Samuel Ross y su emblemática A-Cold-Wall* quien revisita una bota donde se impone la linea fina y el diseño minimalista, una séptima entrega donde el brutalismo y la simetría de Ross quedan palpables en las principales lineas de su silueta. Hibridando entre el modelo 2976 y la conmemorada 1460, recrean a base de sutilidad la clase propia de cada factoría. Una consonancia británica que se hace presente en un estilo muy diferente a los anteriores drops que llevamos vistos, cada uno marca de la casa: los apes en el patrón de camuflaje de A Bathing Ape, las anillas de Raf Simons o la tela de araña de Yamamamoto.

El cuero firme y negro deja entrever una cremallera en la parte central del empeine donde varias solapas de cuero la coronan, el branding de ACW en el talón y pequeños detalles mínimos hacen de esta colaboración una de las más buscadas de la saga conmemorativa, transformando el ambiente de la pasarela a la crudeza de la calle.

La colaboración de Dr.Martens junto a A-Cold-WALL* estará disponible a partir del día 25 de julio en Dr.Martens.com